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Esguinces: que son, tipos y prevención

Los ligamentos son fibras fuertes y flexibles que sostienen los huesos alrededor de una articulación. Un esguince es un estiramiento o un desgarro de estas fibras, de forma que se inflaman y producen dolor.

Los esguinces suelen producirse debido a:

 

➡ La fatiga: Un músculo cansado no proporciona una buena estabilidad para las articulaciones y es más probable que se produzca la lesión.

 

➡ Equipamiento incorrecto: El no emplear el equipamiento adecuado para realizar determinados deportes o actividades puede favorecer en un alto grado la aparición de este tipo de lesión.

 

➡ Condiciones inadecuadas: La práctica deportiva o las diferentes actividades físicas que se realizan durante un entrenamiento han de hacerse teniendo en cuenta la seguridad del practicante. Las superficies resbaladizas, desniveladas, quebradas… (y un largo etc.) pueden generar situaciones de peligro que desemboquen en lesión.

 

¿Cómo sabemos si tenemos un esguince?

 

Lo primero que notaremos será una torcedura o movimiento brusco en la articulación, que irá acompañado de dolor (en mayor o menor grado dependiendo de la gravedad del esguince), inflamación de la zona, con posibilidad de hematoma y reducción de la capacidad de movimiento.

 

Tipos de esguinces

 

Dependiendo de la gravedad del esguince, diferenciamos entre tres tipos diferentes de esguince:

 

➡ Esguince leve o de grado 1: Implica una lesión de los ligamentos que no llega a la rotura de los mismos. Esto se debe a que cuando los ligamentos se estiran no regresan inmediatamente a su posición original.

 

Esguince moderado o de grado 2: Presentan una rotura parcial del tejido ligamentoso.

 

➡ Esguince grave o de grado 3: Hay una rotura total o prácticamente total del ligamento afectado.

 

Tratamiento

 

Para tratar los esguinces leves y moderados, generalmente, utilizaremos el protocolo POLICE en inglés durante las primeras 48 horas:

 

➡ P (Protección): proteger la articulación, evitar una nueva torcedura…

 

➡ OL (Optimizar carga): reposo relativo. Control de la carga que recibe el ligamento y la articulación.

 

➡ I (Hielo): aplicación de hielo cada 2-3 horas durante 15 minutos, para reducir la inflamación.

 

➡ C (Compresión): Vendaje compresivo o venda compresiva para ayudar a reducir o evitar que la inflamación sea exagerada.

 

➡ E (Elevación): favoreciendo el retorno venoso y con lo cual, la disminución de la inflamación.

 

En los esguinces graves, dependiendo de en qué parte del cuerpo se ha producido, y de las limitaciones que genere, puede ser necesaria la cirugía. De igual forma, se podrá utilizar el protocolo antes descrito.

Es importante acudir al fisioterapeuta y al médico para valorar la gravedad de la lesión, ya que puede haber lesiones más importantes enmascaradas en una apariencia de esguince. Además, el fisioterapeuta le ayudará en la recuperación para volver a la actividad normal lo antes posible y prevenir futuras complicaciones.

 

Prevención

 

Para ayudar a minimizar la aparición de esguinces, los ejercicios regulares de estiramiento y fortalecimiento de las articulaciones (¡Para cualquier tipo de actividad, sea deportiva o no!) son de mucha utilidad.

Si quieres proteger tus articulaciones has de hacer trabajo para fortalecerlas, sobre todo si ya has sufrido en algún momento alguna lesión de este tipo. Entrenar y hacer más fuerte la musculatura que rodea la articulación es muy importante para evitar que se produzcan esguinces.

Pregunta a tu médico, fisioterapeuta o entrenador para que te aconseje y puedes realizar con total seguridad sesiones de acondicionamiento y estabilidad adecuados para este fin.

En Sannus Clinic tratamos todo tipo de lesiones y a todo tipo de personas. Independientemente de la edad o la condición física. Cualquier patología es tratada por el profesional más apropiado para cada caso. Todos los fisioterapeutas están colegiados en el Colegio Oficial de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid y cada uno es especialista en un área concreta. Si tienes alguna lesión o dolencia, no lo dudes, ¡Llámanos! Tenemos la solución a tu caso.

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Ligamento Cruzado Anterior; Rotura y Tratamiento

El ligamento cruzado anterior o LCA es un ligamento intraarticular que junto con el ligamento cruzado posterior o LCP se encargan de la estabilidad de la rodilla.

El ligamento cruzado anterior se tensa durante el movimiento de flexión y extensión de la articulación, limita la hiperextensión de la rodilla y previene el deslizamiento hacia atrás del fémur y por lo tanto de la tibia hacia delante. Además, evita la rotación axial excesiva de la tibia sobre el fémur y mantiene la estabilidad en valgo-varo, es decir, evita desviaciones de la rodilla hacia dentro y hacia fuera respectivamente.

Los principales mecanismos de lesión del ligamento cruzado anterior se presentan ante una hiperextensión de la rodilla, una fuerza importante en valgo (hacia dentro) con el pie en el suelo, o ante la combinación de las dos anteriores con una fuerza importante en rotación interna. A veces la rotura del ligamento cruzado anterior va asociada a otras lesiones con el ligamento lateral interno y menisco interno (triada de O’Donohue) o edema óseo.

La rotura del ligamento cruzado anterior trae consigo dolor, chasquido e inflamación de la articulación, así como inestabilidad de la rodilla y con limitación a la flexión máxima de la misma. Ante la rotura del ligamento cruzado anterior la inflamación articular se puede apreciar de manera evidente en los fondos de saco (parte superior de la rótula) y puede ser necesario realizar una extracción del líquido articular en la que, si aparece sangre, se confirma la rotura.

Ante una rotura de ligamento cruzado anterior lo primero que hay que evaluar es el tipo de rotura, y el tipo de paciente que la sufre. No es lo mismo que una persona sedentaria con 50 años se rompa el ligamento cruzado anterior, en el que se podría considerar no operar y realizar un tratamiento conservador, a que se lo rompa una persona con 25 años deportista y con una proyección de otros 25 años haciendo deporte. Es importante evaluar sus actividades de la vida diaria y su vida deportiva (tipo de deporte que practica, nivel amateur o profesional, si lo practica de forma regular u ocasional, etc.) para así poder valorar la no cirugía o, en caso de hacerla, el tipo de plastia más conveniente.

Tratamiento sin cirugía

El tratamiento sin cirugía inicialmente consiste en reducir la inflamación lo máximo posible aplicando hielo, vendajes compresivos, medicamentos antiinflamatorios o incluso realizando una evacuación del líquido mediante artrocentesis (la extracción del líquido a través de una aguja y una jeringa). El tratamiento de fisioterapia va a ser algo fundamental pudiendo aplicar tratamientos de diatermia, terapia manual y técnicas enfocadas a la reducción de la inflamación. Esto nos va a permitir poder recuperar la movilidad normal sin dolor y realizar ejercicios de fortalecimiento de la rodilla.

Tratamiento quirúrgico

Ante la elección de un tratamiento quirúrgico, el éxito de éste es directamente proporcional a lo bien preparada que este la rodilla antes de la operación, por lo que es importante comenzar con un tratamiento conservador para obtener los mejores resultados. El siguiente paso es elegir el tipo de plastia adecuada según el tipo de paciente que la necesita.

Las principales recomendaciones son:

  1. Injerto de tipo HTH (hueso-tendón-hueso) en atletas jóvenes esqueléticamente maduros o en atletas profesionales.
  2. Injerto de semitendinoso o recto interno en atletas no profesionales.

Dentro de estos injertos, se puede considerar sacarlos del propio paciente (autoinjertos), o a veces se puede utilizar injertos sacados de cadáver (aloinjertos).

Post-operatorio

Las consideraciones inmediatas después de la cirugía van a consistir en reducir la inflamación, fisioterapia temprana en busca de la movilidad precoz desde el primer día, la extensión completa lo antes posible y la potenciación del cuádriceps e isquiotibiales. Esto varía si existe también una sutura meniscal asociada, ya que en las primeras 4 o 6 semanas no se permitirá una flexión por encima de los 90 grados pudiéndose alargar los tiempos de recuperación final.

Se recomienda el uso de la bicicleta estática como un buen método para la recuperación de la rodilla y la potenciación del cuádriceps.

A partir de ahí, comienza una rehabilitación y plan de trabajo dividido en varias fases en la que existen diferentes plazos para la vuelta a la actividad deportiva normal. En los casos más sencillos con actividades menos exigentes, podríamos hablar de los 5 o 6 meses de rehabilitación, hasta los 9 o 10 (o más tiempo) que pueden estar teniendo algunos deportistas profesionales según el deporte que practiquen.

La recomendación principal es ir despacio, ya que cuanto mayor tiempo sea la recuperación, permite que el injerto tenga una mejor maduración y osteointegración en el paciente, y otorga al atleta la capacidad de coger confianza suficiente en el miembro afecto para volver a practicar su deporte sin ninguna limitación. Por eso es importante que en las últimas fases la rehabilitación y entrenamiento sea específica para cada deporte.

Como ejemplo de deportista con una lesión de ligamento cruzado anterior, podemos hablar de Ricky Rubio, jugador de baloncesto profesional en los Cleveland Cavaliers de la NBA. Se rompió el Ligamento Cruzado Anterior el pasado 29 de diciembre de 2021 cuando se encontraba en uno de los mejores momentos de su carrera deportiva. Actualmente se encuentra en las últimas fases de su vuelta a las canchas, todavía no tiene una fecha asegurada para la vuelta a la competición, pero ya entrena con su equipo en diferentes situaciones de juego. El propio jugador es el que asegura: “Me lo voy a tomar con calma, voy a ir paso a paso, sin saltarme ningún tramo del proceso porque hemos estado trabajando mucho para estar donde estamos”, “No quiero ponerle fecha, pero cuando lo haga estaré al 120%”.

¿Qué es la fisioterapia invasiva?

La fisioterapia invasiva supone la introducción de una aguja a través de la piel. Se utiliza con fines terapéuticos como la punción seca, la neuromodulación, la electrolisis (ya comentada en anteriores blogs)…

La punción seca o dry needling (en inglés) consiste en la introducción de agujas a través de la piel, sin inyectar ni extraer sustancia alguna, buscando tan solo el estímulo mecánico de su inserción y manipulación. La indicación más desarrollada de la PS es el tratamiento de los puntos gatillo miofasciales, parte fundamental del tratamiento del Síndrome de dolor miofascial que comentamos en el post.

Supuestamente, los efectos analgésicos de la Punción Seca Superficial (PSS) se deben a la estimulación de fibras nerviosas A-Delta (acción directa e indirecta sobre interneuronas inhibitorias y activación de los controles inhibitorios difusos de la nocicepción) y A-beta, así como a la acción sobre el sistema nervioso autónomo.

Los mecanismos de acción de la Punción Seca Profunda (además de los de la PSS) son: el lavado de sustancias sensibilizantes producidos por las respuestas de espasmo local, la elevación del pH de la zona del PGM, la disrupción del círculo vicioso del “circuito del PGM”, la laceración mecánica de los miocitos y/o de las placas motoras afectadas, el estiramiento local de las estructuras citoesqueléticas contracturadas, además de los efectos beneficiosos sobre el flujo sanguíneo y la analgesia mediada por la inflamación que provoca la PSP.

Todos los mecanismos expuestos para la PSS y para la PSP podrían aplicarse a la electropunción seca, que además tendría mecanismos exclusivos, como la posible destrucción de miocitos alrededor de la aguja por efecto de la corriente eléctrica empleada, el lavado de las sustancias sensibilizantes y el estiramiento local de los sarcómeros acortados del PGM causado por las contracciones inducidas por la corriente eléctrica.

Lo más importante para un tratamiento de fisioterapia invasiva, es que el paciente esté dispuesto a realizarlo. Debe solventar todas sus dudas antes del tratamiento, para hacerlo seguro. En la mayoría de los casos, es importante utilizar el ecógrafo para mejorar la precisión y aumentar la seguridad de la técnica, sobre todo en zonas comprometidas.

No dudes en consultar tus dudas acerca de los tratamientos y ponerte en manos de los mejores profesionales.

Rotura fibrilar o desgarro muscular

La rotura de fibras o desgarro muscular es una lesión que se produce tras un traumatismo o más frecuentemente tras un movimiento o esfuerzo brusco de la musculatura. El paciente suele referir una sensación de haber recibido una “pedrada” y suele ir acompañada de dolor agudo localizable y hematoma (en algunos casos) en la región o en las zonas próximas a la lesión.

Es una lesión frecuente en deportes explosivos, sobre todo en miembros inferiores, que requieren de cambios bruscos, aceleraciones o frenadas precisas como el fútbol, baloncesto, atletismo, tenis, pádel etc. También puede ocurrir en actividades de la vida diaria como un tropiezo o una pequeña carrera o sprint (para coger el autobús por ejemplo) en personas que no están entrenadas.

Normalmente este tipo de lesiones suele ir directamente relacionadas con el nivel de entrenamiento, y el grado de dificultad del movimiento que ha realizado la persona para lesionarse. Cuanto menos entrenada esté, más fácil es sufrir una rotura de fibras si se realiza un movimiento brusco o inesperado.

Es importante una buena evaluación tras el inicio de los síntomas, siendo la ecografía un buen método de diagnóstico para valorar el alcance de la lesión y poder programar así un tratamiento de fisioterapia y readaptación adecuado a cada caso. La utilización de técnicas invasivas como la electrolisis y las técnicas más convencionales como el láser, la diatermia o el ejercicios físico, serán muy importantes en el proceso de recuperación para además de volver a conseguir un buen rendimiento del músculo dañado, evitar nuevas roturas en la misma musculatura.

Es fundamental realizar un tratamiento adecuado cuanto antes, ya que si no pueden surgir complicaciones como fibrosis que dificultarán la vuelta a la práctica deportiva deseada.

¿Qué es la Bursitis?

Una bursitis es un afectación inflamatoria de una de las bolsas de líquido (bursas) que sirven para amortiguar o evitar el roce de huesos, músculos o tendones alrededor de las articulaciones.  Es más frecuente en articulaciones que realizan movimientos repetitivos (hombro, codo, cadera, rodilla, tobillo) aunque puede aparecer en cualquiera. Normalmente, las bursas tienen una pequeña cantidad de líquido para amortiguar, pero cuando se irritan en exceso, se produce un aumento del mismo que suele provocar dolor y rigidez.

En los casos donde la inflamación sea mínima, con reposo puede ser suficiente para que recupere, aunque siempre se puede ayudar con técnicas como la diatermia, el drenaje manual y el ejercicio controlado. En casos más graves, es fundamental tratarlo tanto con fisioterapia como, en ocasiones, con alguna posible infiltración. Además, es importante buscar la causa que puede provocar la inflamación, por tanto puede ser importante acudir al podólogo para corregir posibles problemas biomecánicos que ocasionen la irritación, o corregir ejercicios mal realizados que están causando la inflamación.

Las técnicas más utilizadas en fisioterapia son la electrolisis, la diatermia, la cinesiterapia pasiva y activa… y en caso de ser necesaria la intervención del traumatólogo, la extracción del líquido o la infiltración para mejorar la absorción. Además, como hemos comentado, será importante reevaluar qué puede haber provocado la bursitis para poner solución y evitar las recidivas.

En Sannus Clinic contamos con un amplio grupo de profesionales que te ayudarán en lo que necesites. ¿Quieres más información sobre cómo aplicamos este tratamiento?

Síndrome de dolor miofascial y Puntos gatillos miofasciales

El síndrome de dolor miofascial es el conjunto de signos y síntomas producidos por los puntos gatillo miofasciales (PGM). Un punto gatillo miofascial es un foco hiperirritable dentro de una banda tensa de un músculo. Puede ser doloroso a la presión y a otros estímulos mecánicos y puede generar dolor en otras zonas que normalmente siguen un mismo patrón y causar limitación motora.

Hay diferentes mecanismos que hacen que los PGM se vuelvan dolorosos:

  • Mecanismos de activación directos: sobrecarga aguda o crónica, traumatismo directo sobre el músculo, sobreestiramiento, enfriamiento…
  • Mecanismos de activación indirectos: otros PGM, enfermedad visceral, inflamaciones, degeneración articular, radiculopatías y factores psicológicos.

Sintomatología

Normalmente el dolor no se localiza en la zona del propio PGM. Sólo se da esta circunstancia cuando el PGM es deformado mecánicamente (por compresión, contracción, estiramiento, punción, etc.) y en los escasos músculos cuyo dolor referido incluye al PGM.

En la zona de dolor referido se observan diferentes alteraciones vegetativas (vasoconstricción, lagrimeo, coriza, etc.), propioceptivas (desequilibrios, alteración de la percepción del peso de los objetos, etc.) y viscerales (arritmias, enuresis, vómitos, etc.)

En ocasiones, genera restricción articular, y por tanto disminución de la movilidad. Es específica y relacionada con el músculo en cuestión, por tanto puede servir como diagnóstico.

También puede generar rigidez o dificultad para iniciar el movimiento, especialmente después de un periodo de reposo.

El músculo con PGM, puede tener una inhibición en la contracción. Normalmente será descrita como fatiga o debilidad muscular, dificultando la activación del propio músculo.

Los PGM pueden relacionarse con pequeños espasmos (contracciones involuntarias que persisten de manera prolongada) y con calambres musculares (contracciones involuntarias dolorosas y transitorias).

Tratamiento

Es importante realizar una buena evaluación para poder localizar PGM que puedan generar el dolor de paciente. Normalmente, en la evaluación, se tiene en cuenta que al presionar el PGM se reproduzcan parcial o totalmente los síntomas por los que se acude a consulta. Es importante valorar todas las posibilidades para que el tratamiento sea más efectivo.

A partir de ahí se podrán realizar diferentes tratamientos como la punción seca, la neuromodulación, la terapia manual, diatermia, ondas de choque…

Si tienes dolor muscular, dolor inespecífico, no dudes en contactar para realizar una evaluación y programar un tratamiento en caso de que sea necesario.

Ecografía musculoesquelética

¿Qué es la ecografía musculoesquelética?

La ecografía musculoesquelética es una herramienta de imagen dinámica, en tiempo real y que no entraña riesgos para la salud. Nos permite realizar un diagnóstico médico o de fisioterapia más preciso, para entender qué está pasando en el tejido dañado y cómo se comportan las estructuras musculoesqueléticas para poder llevar un seguimiento y evolución de la lesión mucho más preciso. Además, es de gran ayuda para decidir el tratamiento más adecuado para cada lesión y facilita el propio tratamiento ya que nos permite realizar con mayor precisión y seguridad algunos procedimientos invasivos que requieran de la monitorización en tiempo real, como son las infiltraciones articulares o musculares realizadas por el traumatólogo o las técnicas de fisioterapia invasiva como la punción seca (sabiendo exactamente en qué zona estamos pinchando), la electrólisis percutánea (fundamental la localización de la aguja para el éxito del tratamiento) o la neuromodulación (importante localizar el nervio sobre el que se quiere actuar).

Normalmente, tras el inicio de los síntomas de forma aguda, por ejemplo un pinchazo muscular, se recomienda esperar 48-72 horas para realizar la ecografía, ya que será más fiable y nos permitirá ver con mayor precisión qué puede haber ocurrido a nivel muscular.

Es de gran ayuda en el diagnóstico de lesiones musculares, tendinosas, ligamentosas, articulares… sobre todo en patología musculoesquelética.

En Sannus Clinic contamos con la tecnología de los equipos de Gehealthcare de alta gama #Logiq S7 que junto al razonamiento clínico de nuestro equipo nos va a dar la posibilidad de plantear la mejor solución para tu problema. Nos permite evaluar y reevaluar según avanza el tratamiento, además de darnos información en tiempo real de qué ocurre en el tejido y ayudarnos a realizar el propio tratamiento de fisioterapia invasiva.

¿Qué es la capsulitis adhesiva?

Es un proceso que consiste en una fibrosis de la cápsula de la articulación del hombro que se caracteriza por la pérdida progresiva de la movilidad activa y pasiva de esta. La capsulitis adhesiva primaria se considera idiopática (se desconoce la causa). La secundaria puede estar provocada por procesos conocidos como patologías propias del hombro (calcificaciones, tendinopatías o bursitis del hombro y patologías del bíceps) u otras enfermedades externas al hombro como las radiculopatías cervicales, fracturas glenohumerales o accidentes cardiovasculares y factores sistémicos como la diabetes, trastornos tiroideos o enfermedades cardiacas.

Parece ser que afecta más en edades comprendidas entre los 40 y 60 años, siendo más predominante en las mujeres. También se ha visto asociado a pacientes que han sufrido un periodo largo de inmovilización tras una cirugía o fractura.

Se divide normalmente en 3 fases:

Fase inicial inflamatoria. El paciente presenta un dolor difuso e intenso especialmente por la noche que no deja dormir y dolor al final de los rangos articulares de movimiento. Dolor en la cara anterior del hombro a la altura del deltoides. Existe más dolor que rigidez en esta fase, que puede durar de 2 a 9 meses

Fase de rigidez o congelamiento. Empieza a haber una restricción progresiva e importante de la movilidad del hombro en todos los planos, tanto activa como de forma pasiva. Esta fase puede durar de 4 a 12 meses.

Fase de descongelamiento. Resolución del dolor y retorno gradual del rango articular, pudiendo llegar a permanecer presente parte de la rigidez desde 15 a 24 meses desde la aparición de los síntomas.

El tratamiento va a estar enfocado según la fase en la que nos encontremos, pero la fisioterapia va a estar dirigida a un tratamiento global en el que vamos a intentar mejorar la movilidad articular del hombro con diferentes técnicas de Terapia Manual, Diatermia, Punción Seca así como a intentar reducir la sintomatología dolorosa. En algunos casos, desde la traumatología, se realizan infiltraciones intraarticulares para intentar ganar rango articular y conseguir analgesia para poder seguir avanzando a nivel de fisioterapia o, en los pacientes más graves (más de 10 meses de síntomas graves) se decide hacer una artroscopia para intentar liberar la articulación.

Si sientes rigidez en el hombro, dolor articular, limitación de movimiento, no dudes en pedir una cita para consultar con nosotros y realizar una buena evaluación para programar el tratamiento más adecuado.

Cómo tratar la artrosis con fisioterapia

La artrosis es una patología caracterizada por la lesión del cartílago articular. Se puede producir en cualquier articulación con cartílago del cuerpo. En este artículo del blog te contamos cuáles son sus principales síntomas y cómo se puede tratar con técnicas de fisioterapia.

Principales síntomas de la artrosis

La artrosis produce dolor, rigidez y pérdida de la movilidad de la articulación afectada. Es más habitual que aparezca en los pacientes conforme aumenta la edad de los mismos, a partir de los 40-50 años.

Se produce cuando el cartílago de la articulación se vuelve más frágil, se vuelve menos elástico y pierde la capacidad de amortiguar. Este deterioro, en ocasiones, viene marcado por la edad, el sexo (suele ser más habitual en mujeres), el peso del paciente, las actividades que se hayan realizado durante los años anteriores, entre otros factores.

El principal síntoma de la artrosis es el dolor que suele empeorar al realizar un sobreesfuerzo y conforme avanza el día. El dolor puede aparecer en reposo o durante el descanso nocturno. Otro síntoma frecuente de la artrosis es la rigidez. Es decir, al paciente le cuesta empezar a mover la articulación, generalmente manifestado después de periodos de reposo.

Tratamiento de fisioterapia para la artrosis

Para tratar la artrosis, es importante realizar una buena evaluación por parte del fisioterapeuta o el médico para evaluar las limitaciones que presenta el paciente y proponer un plan de tratamiento adecuado para cada caso. Normalmente, este tratamiento de fisioterapia incluye sesiones y pautas de ejercicios para fortalecer la musculatura y mejorar la movilidad. En la sala de readaptación de la que disponemos, podemos realizar una gran variedad de ejercicios para mejorar la sintomatología. Además, se pueden realizar infiltraciones de ácido hialurónico por parte de nuestros traumatólogos para mejorar la lubricación de la articulación y, por tanto, disminuir el dolor y la rigidez articular.

¿Tienes artrosis y te gustaría que evaluásemos tu caso? ¡Contáctanos!

Tratamiento de ondas de choque

 

¿En qué consiste el tratamiento de ondas de choque?

Las ondas de choque son un tipo de tratamiento consistente en la aplicación de ondas sonoras de alta velocidad. Se utilizan en la recuperación de multitud de lesiones musculoesqueléticas.

Una vez localizada la zona a tratar bien sea mediante diagnóstico por imagen o a través de la palpación, localizando las zonas más dolorosas, se aplica la técnica mediante un cabezal que impide la dispersión y focaliza las ondas a través de un gel.

La profundidad a la que pueden llegar las ondas va a depender de si se aplican ondas focales (más profundas) u ondas radiales, que al ser menos profundas son menos molestas.

Las ondas de choque aceleran la producción de colágeno para la reparación de los tejidos. También permiten disolver o reblandecer ciertas calcificaciones, pudiendo así mejorar el dolor que pueden generar. La producción de vasodilatación y generación de nuevos vasos sanguíneos son algunos de los efectos que se producen con la aplicación de la técnica. Además, tiene un potente efecto analgésico.

Principalmente, están indicadas en las siguientes patologías, aunque siempre se debe realizar una evaluación previa para descartar posibles contraindicaciones:

  • Espolón calcáneo / Fasciosis plantar
  • Hombro doloroso con o sin depósitos cálcicos / Tendinosis con calcificación
  • Aquilodinia
  • Síndrome de tracto iliotibial proximal por rozamiento / Tendinosis en la inserción del trocánter
  • Epicondilalgia medial o lateral
  • Síndrome de estrés tibial
  • Tendinosis
  • Puntos de gatillo (trigger points) musculares

Si quieres más información no dudes en contactarnos.