¿Qué es la fisioterapia invasiva?

La fisioterapia invasiva supone la introducción de una aguja a través de la piel. Se utiliza con fines terapéuticos como la punción seca, la neuromodulación, la electrolisis (ya comentada en anteriores blogs)…

La punción seca o dry needling (en inglés) consiste en la introducción de agujas a través de la piel, sin inyectar ni extraer sustancia alguna, buscando tan solo el estímulo mecánico de su inserción y manipulación. La indicación más desarrollada de la PS es el tratamiento de los puntos gatillo miofasciales, parte fundamental del tratamiento del Síndrome de dolor miofascial que comentamos en el post.

Supuestamente, los efectos analgésicos de la Punción Seca Superficial (PSS) se deben a la estimulación de fibras nerviosas A-Delta (acción directa e indirecta sobre interneuronas inhibitorias y activación de los controles inhibitorios difusos de la nocicepción) y A-beta, así como a la acción sobre el sistema nervioso autónomo.

Los mecanismos de acción de la Punción Seca Profunda (además de los de la PSS) son: el lavado de sustancias sensibilizantes producidos por las respuestas de espasmo local, la elevación del pH de la zona del PGM, la disrupción del círculo vicioso del “circuito del PGM”, la laceración mecánica de los miocitos y/o de las placas motoras afectadas, el estiramiento local de las estructuras citoesqueléticas contracturadas, además de los efectos beneficiosos sobre el flujo sanguíneo y la analgesia mediada por la inflamación que provoca la PSP.

Todos los mecanismos expuestos para la PSS y para la PSP podrían aplicarse a la electropunción seca, que además tendría mecanismos exclusivos, como la posible destrucción de miocitos alrededor de la aguja por efecto de la corriente eléctrica empleada, el lavado de las sustancias sensibilizantes y el estiramiento local de los sarcómeros acortados del PGM causado por las contracciones inducidas por la corriente eléctrica.

Lo más importante para un tratamiento de fisioterapia invasiva, es que el paciente esté dispuesto a realizarlo. Debe solventar todas sus dudas antes del tratamiento, para hacerlo seguro. En la mayoría de los casos, es importante utilizar el ecógrafo para mejorar la precisión y aumentar la seguridad de la técnica, sobre todo en zonas comprometidas.

No dudes en consultar tus dudas acerca de los tratamientos y ponerte en manos de los mejores profesionales.

Rotura fibrilar o desgarro muscular

La rotura de fibras o desgarro muscular es una lesión que se produce tras un traumatismo o más frecuentemente tras un movimiento o esfuerzo brusco de la musculatura. El paciente suele referir una sensación de haber recibido una “pedrada” y suele ir acompañada de dolor agudo localizable y hematoma (en algunos casos) en la región o en las zonas próximas a la lesión.

Es una lesión frecuente en deportes explosivos, sobre todo en miembros inferiores, que requieren de cambios bruscos, aceleraciones o frenadas precisas como el fútbol, baloncesto, atletismo, tenis, pádel etc. También puede ocurrir en actividades de la vida diaria como un tropiezo o una pequeña carrera o sprint (para coger el autobús por ejemplo) en personas que no están entrenadas.

Normalmente este tipo de lesiones suele ir directamente relacionadas con el nivel de entrenamiento, y el grado de dificultad del movimiento que ha realizado la persona para lesionarse. Cuanto menos entrenada esté, más fácil es sufrir una rotura de fibras si se realiza un movimiento brusco o inesperado.

Es importante una buena evaluación tras el inicio de los síntomas, siendo la ecografía un buen método de diagnóstico para valorar el alcance de la lesión y poder programar así un tratamiento de fisioterapia y readaptación adecuado a cada caso. La utilización de técnicas invasivas como la electrolisis y las técnicas más convencionales como el láser, la diatermia o el ejercicios físico, serán muy importantes en el proceso de recuperación para además de volver a conseguir un buen rendimiento del músculo dañado, evitar nuevas roturas en la misma musculatura.

Es fundamental realizar un tratamiento adecuado cuanto antes, ya que si no pueden surgir complicaciones como fibrosis que dificultarán la vuelta a la práctica deportiva deseada.

¿Qué es la Bursitis?

Una bursitis es un afectación inflamatoria de una de las bolsas de líquido (bursas) que sirven para amortiguar o evitar el roce de huesos, músculos o tendones alrededor de las articulaciones.  Es más frecuente en articulaciones que realizan movimientos repetitivos (hombro, codo, cadera, rodilla, tobillo) aunque puede aparecer en cualquiera. Normalmente, las bursas tienen una pequeña cantidad de líquido para amortiguar, pero cuando se irritan en exceso, se produce un aumento del mismo que suele provocar dolor y rigidez.

En los casos donde la inflamación sea mínima, con reposo puede ser suficiente para que recupere, aunque siempre se puede ayudar con técnicas como la diatermia, el drenaje manual y el ejercicio controlado. En casos más graves, es fundamental tratarlo tanto con fisioterapia como, en ocasiones, con alguna posible infiltración. Además, es importante buscar la causa que puede provocar la inflamación, por tanto puede ser importante acudir al podólogo para corregir posibles problemas biomecánicos que ocasionen la irritación, o corregir ejercicios mal realizados que están causando la inflamación.

Las técnicas más utilizadas en fisioterapia son la electrolisis, la diatermia, la cinesiterapia pasiva y activa… y en caso de ser necesaria la intervención del traumatólogo, la extracción del líquido o la infiltración para mejorar la absorción. Además, como hemos comentado, será importante reevaluar qué puede haber provocado la bursitis para poner solución y evitar las recidivas.

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