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Tratamiento de ondas de choque

El tratamiento de ondas de choque es una terapia innovadora que emplea ondas sonoras de alta velocidad para abordar diversas lesiones musculoesqueléticas, marcando un avance significativo en el campo de la recuperación física.

La aplicación de esta técnica comienza con la identificación precisa de la zona a tratar, ya sea a través de diagnóstico por imagen o palpación. Las áreas más sensibles se localizan cuidadosamente antes de aplicar las ondas de choque mediante un cabezal especializado que evita la dispersión, focalizando las ondas con la ayuda de un gel conductor.

La profundidad alcanzada por las ondas depende de la elección entre ondas focales, que penetran más profundamente, y ondas radiales, menos invasivas y más tolerables.

Uno de los efectos notables de las ondas de choque es la aceleración de la producción de colágeno, esencial para la reparación de tejidos. Además, tienen la capacidad de disolver o ablandar calcificaciones específicas, aliviando así el dolor asociado. La técnica también estimula la vasodilatación y promueve la generación de nuevos vasos sanguíneos, con un potente efecto analgésico.

Este tratamiento encuentra su aplicación principal en diversas patologías, aunque se insiste en la importancia de una evaluación previa para descartar contraindicaciones potenciales. Entre las condiciones en las que se ha demostrado ser eficaz se incluyen:

  • Espolón calcáneo / Fasciosis plantar
  • Hombro doloroso con o sin depósitos cálcicos / Tendinosis con calcificación
  • Aquilodinia
  • Síndrome de tracto iliotibial proximal por rozamiento / Tendinosis en la inserción del trocánter
  • Epicondilalgia medial o lateral
  • Síndrome de estrés tibial
  • Tendinosis
  • Puntos de gatillo (trigger points) musculares

En Sannus Clinic contamos con profesionales que te ayudarán a explorar esta innovadora y efectiva opción de tratamiento.

Si buscas más información, consúltanos.

¡Te esperamos!

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Esguinces: que son, tipos y prevención

Los ligamentos son fibras fuertes y flexibles que sostienen los huesos alrededor de una articulación. Un esguince es un estiramiento o un desgarro de estas fibras, de forma que se inflaman y producen dolor.

Los esguinces suelen producirse debido a:

 

➡ La fatiga: Un músculo cansado no proporciona una buena estabilidad para las articulaciones y es más probable que se produzca la lesión.

 

➡ Equipamiento incorrecto: El no emplear el equipamiento adecuado para realizar determinados deportes o actividades puede favorecer en un alto grado la aparición de este tipo de lesión.

 

➡ Condiciones inadecuadas: La práctica deportiva o las diferentes actividades físicas que se realizan durante un entrenamiento han de hacerse teniendo en cuenta la seguridad del practicante. Las superficies resbaladizas, desniveladas, quebradas… (y un largo etc.) pueden generar situaciones de peligro que desemboquen en lesión.

 

¿Cómo sabemos si tenemos un esguince?

 

Lo primero que notaremos será una torcedura o movimiento brusco en la articulación, que irá acompañado de dolor (en mayor o menor grado dependiendo de la gravedad del esguince), inflamación de la zona, con posibilidad de hematoma y reducción de la capacidad de movimiento.

 

Tipos de esguinces

 

Dependiendo de la gravedad del esguince, diferenciamos entre tres tipos diferentes de esguince:

 

➡ Esguince leve o de grado 1: Implica una lesión de los ligamentos que no llega a la rotura de los mismos. Esto se debe a que cuando los ligamentos se estiran no regresan inmediatamente a su posición original.

 

Esguince moderado o de grado 2: Presentan una rotura parcial del tejido ligamentoso.

 

➡ Esguince grave o de grado 3: Hay una rotura total o prácticamente total del ligamento afectado.

 

Tratamiento

 

Para tratar los esguinces leves y moderados, generalmente, utilizaremos el protocolo POLICE en inglés durante las primeras 48 horas:

 

➡ P (Protección): proteger la articulación, evitar una nueva torcedura…

 

➡ OL (Optimizar carga): reposo relativo. Control de la carga que recibe el ligamento y la articulación.

 

➡ I (Hielo): aplicación de hielo cada 2-3 horas durante 15 minutos, para reducir la inflamación.

 

➡ C (Compresión): Vendaje compresivo o venda compresiva para ayudar a reducir o evitar que la inflamación sea exagerada.

 

➡ E (Elevación): favoreciendo el retorno venoso y con lo cual, la disminución de la inflamación.

 

En los esguinces graves, dependiendo de en qué parte del cuerpo se ha producido, y de las limitaciones que genere, puede ser necesaria la cirugía. De igual forma, se podrá utilizar el protocolo antes descrito.

Es importante acudir al fisioterapeuta y al médico para valorar la gravedad de la lesión, ya que puede haber lesiones más importantes enmascaradas en una apariencia de esguince. Además, el fisioterapeuta le ayudará en la recuperación para volver a la actividad normal lo antes posible y prevenir futuras complicaciones.

 

Prevención

 

Para ayudar a minimizar la aparición de esguinces, los ejercicios regulares de estiramiento y fortalecimiento de las articulaciones (¡Para cualquier tipo de actividad, sea deportiva o no!) son de mucha utilidad.

Si quieres proteger tus articulaciones has de hacer trabajo para fortalecerlas, sobre todo si ya has sufrido en algún momento alguna lesión de este tipo. Entrenar y hacer más fuerte la musculatura que rodea la articulación es muy importante para evitar que se produzcan esguinces.

Pregunta a tu médico, fisioterapeuta o entrenador para que te aconseje y puedes realizar con total seguridad sesiones de acondicionamiento y estabilidad adecuados para este fin.

En Sannus Clinic tratamos todo tipo de lesiones y a todo tipo de personas. Independientemente de la edad o la condición física. Cualquier patología es tratada por el profesional más apropiado para cada caso. Todos los fisioterapeutas están colegiados en el Colegio Oficial de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid y cada uno es especialista en un área concreta. Si tienes alguna lesión o dolencia, no lo dudes, ¡Llámanos! Tenemos la solución a tu caso.

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Ligamento Cruzado Anterior; Rotura y Tratamiento

El ligamento cruzado anterior o LCA es un ligamento intraarticular que junto con el ligamento cruzado posterior o LCP se encargan de la estabilidad de la rodilla.

El ligamento cruzado anterior se tensa durante el movimiento de flexión y extensión de la articulación, limita la hiperextensión de la rodilla y previene el deslizamiento hacia atrás del fémur y por lo tanto de la tibia hacia delante. Además, evita la rotación axial excesiva de la tibia sobre el fémur y mantiene la estabilidad en valgo-varo, es decir, evita desviaciones de la rodilla hacia dentro y hacia fuera respectivamente.

Los principales mecanismos de lesión del ligamento cruzado anterior se presentan ante una hiperextensión de la rodilla, una fuerza importante en valgo (hacia dentro) con el pie en el suelo, o ante la combinación de las dos anteriores con una fuerza importante en rotación interna. A veces la rotura del ligamento cruzado anterior va asociada a otras lesiones con el ligamento lateral interno y menisco interno (triada de O’Donohue) o edema óseo.

La rotura del ligamento cruzado anterior trae consigo dolor, chasquido e inflamación de la articulación, así como inestabilidad de la rodilla y con limitación a la flexión máxima de la misma. Ante la rotura del ligamento cruzado anterior la inflamación articular se puede apreciar de manera evidente en los fondos de saco (parte superior de la rótula) y puede ser necesario realizar una extracción del líquido articular en la que, si aparece sangre, se confirma la rotura.

Ante una rotura de ligamento cruzado anterior lo primero que hay que evaluar es el tipo de rotura, y el tipo de paciente que la sufre. No es lo mismo que una persona sedentaria con 50 años se rompa el ligamento cruzado anterior, en el que se podría considerar no operar y realizar un tratamiento conservador, a que se lo rompa una persona con 25 años deportista y con una proyección de otros 25 años haciendo deporte. Es importante evaluar sus actividades de la vida diaria y su vida deportiva (tipo de deporte que practica, nivel amateur o profesional, si lo practica de forma regular u ocasional, etc.) para así poder valorar la no cirugía o, en caso de hacerla, el tipo de plastia más conveniente.

Tratamiento sin cirugía

El tratamiento sin cirugía inicialmente consiste en reducir la inflamación lo máximo posible aplicando hielo, vendajes compresivos, medicamentos antiinflamatorios o incluso realizando una evacuación del líquido mediante artrocentesis (la extracción del líquido a través de una aguja y una jeringa). El tratamiento de fisioterapia va a ser algo fundamental pudiendo aplicar tratamientos de diatermia, terapia manual y técnicas enfocadas a la reducción de la inflamación. Esto nos va a permitir poder recuperar la movilidad normal sin dolor y realizar ejercicios de fortalecimiento de la rodilla.

Tratamiento quirúrgico

Ante la elección de un tratamiento quirúrgico, el éxito de éste es directamente proporcional a lo bien preparada que este la rodilla antes de la operación, por lo que es importante comenzar con un tratamiento conservador para obtener los mejores resultados. El siguiente paso es elegir el tipo de plastia adecuada según el tipo de paciente que la necesita.

Las principales recomendaciones son:

  1. Injerto de tipo HTH (hueso-tendón-hueso) en atletas jóvenes esqueléticamente maduros o en atletas profesionales.
  2. Injerto de semitendinoso o recto interno en atletas no profesionales.

Dentro de estos injertos, se puede considerar sacarlos del propio paciente (autoinjertos), o a veces se puede utilizar injertos sacados de cadáver (aloinjertos).

Post-operatorio

Las consideraciones inmediatas después de la cirugía van a consistir en reducir la inflamación, fisioterapia temprana en busca de la movilidad precoz desde el primer día, la extensión completa lo antes posible y la potenciación del cuádriceps e isquiotibiales. Esto varía si existe también una sutura meniscal asociada, ya que en las primeras 4 o 6 semanas no se permitirá una flexión por encima de los 90 grados pudiéndose alargar los tiempos de recuperación final.

Se recomienda el uso de la bicicleta estática como un buen método para la recuperación de la rodilla y la potenciación del cuádriceps.

A partir de ahí, comienza una rehabilitación y plan de trabajo dividido en varias fases en la que existen diferentes plazos para la vuelta a la actividad deportiva normal. En los casos más sencillos con actividades menos exigentes, podríamos hablar de los 5 o 6 meses de rehabilitación, hasta los 9 o 10 (o más tiempo) que pueden estar teniendo algunos deportistas profesionales según el deporte que practiquen.

La recomendación principal es ir despacio, ya que cuanto mayor tiempo sea la recuperación, permite que el injerto tenga una mejor maduración y osteointegración en el paciente, y otorga al atleta la capacidad de coger confianza suficiente en el miembro afecto para volver a practicar su deporte sin ninguna limitación. Por eso es importante que en las últimas fases la rehabilitación y entrenamiento sea específica para cada deporte.

Como ejemplo de deportista con una lesión de ligamento cruzado anterior, podemos hablar de Ricky Rubio, jugador de baloncesto profesional en los Cleveland Cavaliers de la NBA. Se rompió el Ligamento Cruzado Anterior el pasado 29 de diciembre de 2021 cuando se encontraba en uno de los mejores momentos de su carrera deportiva. Actualmente se encuentra en las últimas fases de su vuelta a las canchas, todavía no tiene una fecha asegurada para la vuelta a la competición, pero ya entrena con su equipo en diferentes situaciones de juego. El propio jugador es el que asegura: “Me lo voy a tomar con calma, voy a ir paso a paso, sin saltarme ningún tramo del proceso porque hemos estado trabajando mucho para estar donde estamos”, “No quiero ponerle fecha, pero cuando lo haga estaré al 120%”.

Contracturas: Que son y como evitarlas

Todos hemos sufrido alguna contractura molesta que nos impide el desarrollo de nuestra actividad y nos complica la realización hasta de la tarea más sencilla. Hoy, vamos a hablar de que son las contracturas, los diferentes tipos que hay y como podemos prevenir la aparición de estas.

Las contracturas se definen como una tensión de los músculos, los tendones y los tejidos cercanos a los mismos, que se prolongan en el tiempo y que hacen que las articulaciones se vuelvan rígidas y se acorten, impidiendo el movimiento normal de la zona afectada.

Pueden aparecer por varios motivos, entre estos destacan:

  • El sedentarismo
  • Mantener malas posturas de forma prolongada
  • Estrés
  • La realización de deporte o ejercicio sin preparación previa adecuada
  • Deshidratación

Conociendo el por qué pueden aparecer, es muy sencillo comprender los diferentes tipos de contracturas que existen:

Contracturas postraumáticas

Ante un golpe o un fuerte impacto, nuestro cuerpo activa la musculatura para proteger las zonas más sensibles y la tensa, generando así la contractura. Son contracturas que se caracterizan por producir un dolor intenso pero que suelen desaparecer sin problemas con el paso del tiempo.

Contracturas posturales

Como su propio nombre indica, estas contracturas aparecen al mantener una mala postura o haber hecho un mal gesto de forma prolongada. Generalmente se caracterizan por ser una simple molestia, por lo que en general tendemos a no preocuparnos demasiado. La realidad es que, si no las tratamos a tiempo, este tipo de contracturas pueden extenderse a los músculos adyacentes, llegando a provocar lesiones.

Contracturas por espasmos musculares

Este tipo de contractura es muy común en deportistas. Se dan cuando realizamos mucho esfuerzo con un músculo, de forma que la contracción es demasiado fuerte y notamos un agarrotamiento. Dependiendo del nivel de esfuerzo podemos estar hablando de una contractura “sin importancia” o de una lesión muscular más grave.

Contracturas por deshidratación

En coincidencia con su nombre, este tipo de contracturas se dan cuando nuestro organismo está deshidratado. Los músculos y articulaciones se ven afectados por la falta de hidratación y están más tensos. Generalmente se ven este tipo de contracturas en las piernas y las cervicales. Son el tipo de contractura más común y es muy frecuente que se de esta situación al haber consumido alcohol en exceso.

Para concluir, sabiendo ya que son las contracturas y de donde vienen, dejaremos una lista de consejos y recomendaciones que podéis seguir para evitar las contracturas.

  • Mantén una adecuada “Higiene Postural”
  • Estira bien tu cuerpo
  • Bebe suficiente agua y de manera regular
  • Duerme bien y evita, en la medida de lo posible, las situaciones de estrés
  • Si eres deportista o haces ejercicio, prepara bien tu cuerpo. Haz un buen calentamiento
  • No hagas esfuerzos muy grandes de manera repentina, ve siempre de menos a más

Generalmente, las contracturas no suponen un problema grave para nuestra salud. Pueden ser más o menos dolorosas, pero, dependiendo siempre del estado de salud de la persona y su condición física, suelen desaparecer a los pocos días. En el caso de que se mantengan demasiado en el tiempo, acude a un profesional y, sobre todo, no dejes que cualquiera te dé un masaje. Podría generarte lesiones de carácter más grave.

En Sannus Clinic tratamos todo tipo de lesiones y a todo tipo de personas. Independientemente de la edad o la condición física. Cualquier patología es tratada por el profesional más apropiado para cada caso. Todos los fisioterapeutas están colegiados en el Colegio Oficial de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid y cada uno es especialista en un área concreta. Si tienes alguna lesión o dolencia, no lo dudes, ¡Llámanos! Tenemos la solución a tu caso.

Síndrome de dolor miofascial y Puntos gatillos miofasciales

El síndrome de dolor miofascial es el conjunto de signos y síntomas producidos por los puntos gatillo miofasciales (PGM). Un punto gatillo miofascial es un foco hiperirritable dentro de una banda tensa de un músculo. Puede ser doloroso a la presión y a otros estímulos mecánicos y puede generar dolor en otras zonas que normalmente siguen un mismo patrón y causar limitación motora.

Hay diferentes mecanismos que hacen que los PGM se vuelvan dolorosos:

  • Mecanismos de activación directos: sobrecarga aguda o crónica, traumatismo directo sobre el músculo, sobreestiramiento, enfriamiento…
  • Mecanismos de activación indirectos: otros PGM, enfermedad visceral, inflamaciones, degeneración articular, radiculopatías y factores psicológicos.

Sintomatología

Normalmente el dolor no se localiza en la zona del propio PGM. Sólo se da esta circunstancia cuando el PGM es deformado mecánicamente (por compresión, contracción, estiramiento, punción, etc.) y en los escasos músculos cuyo dolor referido incluye al PGM.

En la zona de dolor referido se observan diferentes alteraciones vegetativas (vasoconstricción, lagrimeo, coriza, etc.), propioceptivas (desequilibrios, alteración de la percepción del peso de los objetos, etc.) y viscerales (arritmias, enuresis, vómitos, etc.)

En ocasiones, genera restricción articular, y por tanto disminución de la movilidad. Es específica y relacionada con el músculo en cuestión, por tanto puede servir como diagnóstico.

También puede generar rigidez o dificultad para iniciar el movimiento, especialmente después de un periodo de reposo.

El músculo con PGM, puede tener una inhibición en la contracción. Normalmente será descrita como fatiga o debilidad muscular, dificultando la activación del propio músculo.

Los PGM pueden relacionarse con pequeños espasmos (contracciones involuntarias que persisten de manera prolongada) y con calambres musculares (contracciones involuntarias dolorosas y transitorias).

Tratamiento

Es importante realizar una buena evaluación para poder localizar PGM que puedan generar el dolor de paciente. Normalmente, en la evaluación, se tiene en cuenta que al presionar el PGM se reproduzcan parcial o totalmente los síntomas por los que se acude a consulta. Es importante valorar todas las posibilidades para que el tratamiento sea más efectivo.

A partir de ahí se podrán realizar diferentes tratamientos como la punción seca, la neuromodulación, la terapia manual, diatermia, ondas de choque…

Si tienes dolor muscular, dolor inespecífico, no dudes en contactar para realizar una evaluación y programar un tratamiento en caso de que sea necesario.