A menudo, pacientes con lesiones caen en el desánimo porque sienten que no avanzan lo suficientemente rápido o que se encuentran estancados. Acuden a rehabilitación a centros tradicionales pero, con frecuencia, los profesionales que allí trabajan no pueden dedicarle el tiempo necesario a cada paciente. Comentan que si fueran deportistas seguro que estarían ya curados o en mejores condiciones.

Se ve cómo los futbolistas sufren un esguince de tobillo y a las dos semanas están en el terreno de juego. O a los motociclistas que, tras increíbles caídas y múltiples fracturas, a las pocas semanas están otra vez en los circuitos rodando a toda velocidad. A nuestro juicio, existen dos claves que explican esto. Lo primero a tener en cuenta es que partimos de que los deportistas viven de su deporte y que cuando están lesionados su entrenamiento y trabajo consiste en recuperarse.